Las rutas ganaderas de la Comuna constituyen una red de caminos dispuestos para el traslado de medianos y grandes piños de ganado, especialmente vacuno. A partir de los últimos años del siglo XIX y hasta aproximadamente 1920, la Comuna experimentó una fuerte actividad ganadera vinculada a empresas privadas semi industriales. Luego de su ocaso, la tradición continuó en manos de las familias de pobladores dispersos por toda la Comuna. Es así que los grandes arreos continuaron desde El León hacia la costa -Cochamó o Río Puelo-; desde Segundo Corral, Primer Corral y valle Ventisquero desde donde especialmente la familia Gallardo sacaba grandes cantidades de ganado que era llevado finalmente a Puerto Montt u Osorno. Los arreos hasta laguna Patas, Hueñu Hueñu o Ensenada podían tomar meses. Viniendo desde la cordillera un escollo importante era el rodeo del lago Tagua Tagua en la cordillera. Este se hacía surcando los valles del río Manso o del Traidor. El primero conectaba con el lago Vidal y el camino de Cochamó para llegar a la localidad homónima. En el segundo caso se alcanzaba el valle Poicas para llegar finalmente a Río Puelo. La actividad ganadera a escala mayor de la Comuna y especialmente en la alta cordillera fue progresivamente decayendo hasta casi desaparecer definitivamente en la década de 1980.
La actividad ganadera representó para la Comuna y el territorio una importante actividad económica y que pone en relevancia el papel de esta zona como proveedora de este recurso para el resto de la Región. Esta actividad, sumada a las producciones familiares hortícolas constituyeron -desde los primeros asentamientos en la primera década de 1900- una economía local integrada y transfronteriza que testimonian la gran capacidad adaptativa de las familias a un ambiente más bien hostil, con una fuerte orografía y abundantes lluvias. Hoy testimonian esta tradición los Arrieros de Cochamó, reconocidos como Tesoros Humanos Vivos.